Es a las puertas de la Chartreuse, en Saint-Laurent-du-Pont, donde Sébastien Stauss se ha instalado para convertirse en fabricante de acordeones... Una habilidad cada vez más rara. Sólo quedan una decena en Francia... Una nueva experiencia para quien siempre ha amado la música en general y el acordeón en particular, pero que en 2010 ha querido "meter la nariz". Como señala con gran pasión, "tenía curiosidad por desmontar uno para ver cómo se producía esta música, directamente de esta misteriosa caja". Lejos de ser un diletante, Sébastien Stauss no dejará de formarse pasando un CAP de carpintería y ebanistería con los compañeros, no sólo para reparar y mantener los instrumentos, sino también para diseñarlos. Su sueño, sin embargo, era montar su propio negocio y vivir de su pasión. Ha abierto su taller "Accordions de Chartreuse", que ya es un gran éxito entre los músicos pero también entre los que quieren descubrir un saber hacer único. Sébastien Stauss, músico de un grupo de música y danza tradicional, no escatima en explicaciones y nos recuerda lo delicado y meticuloso que es este oficio. Pero su gusto por el trabajo manual hace el resto y no le faltan trucos para fabricar sus propias herramientas. Repara, ajusta pero también diseña modelos de acordeón diatónico con un respeto sin concesiones y un pliego de condiciones muy particular. Entrar en su taller es ya escuchar los sonidos tan particulares del acordeón diatónico que el renacimiento de la música tradicional ha vuelto a poner de moda con modelos a menudo adaptados a las necesidades de cada región. Reparar, afinar o restaurar es tanto una cuestión de mecánica de precisión como de talento artístico, pues requiere oído, tacto y paciencia. Esto significa que pasa horas en su taller. Y además, cuando se va, es para ponerse el sombrero de profesor, ya que da clases de acordeón, por supuesto.Patricia Perry TricocheMás información en www.accordeons-de-chartreuse.com .